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La seguridad  empezaba a preocuparse, no podía ser que todas las noches se repitiera el mismo ritual: desde hacía dos meses,  iba al casino y ganaba . Al principio sospecharon que contaba las cartas. Después, analizaron el vídeo. No contaba cartas, no seguía ningún patrón, todo indicaba que arriesgaba a golpe de impulsos, de intuición. Y los casinos ya se sabe, son como las empresas de software: hacker que ven, hacker a la «buchaca«.

Le propusieron trabajar para el casino por una fortuna y la rechazó. Le duplicaron la oferta, querían saber como lo hacia. Seguía sin interesarle. Mientras, pasaban los días y ella seguía ganando. Una noche, invitó a ocho amigas y todas ganaron. Fue entonces cuando,  con la cortesía que caracteriza a los agentes del orden, fueron invitadas a tomar asiento en una sala. No fue buena idea, empezaron a rifarse a los seguratas, divirtiéndose como locas, bebiendo y fumando como descosidas.Habían ganado!!! …¿qué más da como lo hace?